Federació impulsa un estudio piloto sobre desperdicio alimentario en la producción primaria en el marco del proyecto ToNoWaste

8 enero, 2024

ToNoWaste pretende identificar las causas del desperdicio alimentario en los diferentes eslabones de las cadenas de producción y consumo, aportando recetas para fomentar modelos en ambos ámbitos que sean más sostenibles

Towards a New Zero Food Waste Mindset Based on Holistic Assessment (ToNoWaste) es un proyecto europeo para descubrir enfoques exitosos hacia la prevención y reducción del desperdicio alimentario.

La misión de ToNoWaste es animar a los actores de los sistemas alimentarios europeos, mediante el uso de herramientas basadas en la evidencia y las lecciones aprendidas, a tomar mejores decisiones hacia modelos de producción y consumo de alimentos más sostenibles.

El principal objetivo de ToNoWaste es proporcionar a los agricultores, a las empresas de la cadena de suministro, así como a los consumidores y a los responsables políticos, información más objetiva, integrada y estandarizada sobre el impacto y los beneficios colaterales globales de sus acciones diarias en términos de residuos alimentarios.

ToNoWaste les inspirará para crear conjuntamente una car-tera de vías evaluadas positivamente para cambiar Europa hacia una producción y un consumo de alimentos más sanos, resistentes, inclusivos y sostenibles.

En el marco del proyecto, se están llevando a cabo iniciativas piloto en distintos países, incluyendo Austria y España, en este último caso concretamente en la Comunitat Valenciana. El objetivo es abordar de manera integral las causas del desperdicio y pérdida de alimentos, y desarrollar soluciones sostenibles y eficaces.

Cooperatives Agro-alimentàries de la Comunitat Valenciana está a la vanguardia de este esfuerzo, implementando un estudio piloto en dos cultivos clave de la región: los cítricos y el caqui. Este proyecto abarcará todas las fases, desde la recolección en el campo hasta la salida de los frutos del almacén, con el fin de analizar, cuantificar e identificar las causas de las pérdidas en cada etapa del proceso.

El proyecto piloto ya ha comenzado con la colaboración activa de las cooperativas COAGRI en Alginet, reconocida por su alta producción de caqui, y Copobla en La Pobla de Vallbona, célebre por su producción de cítricos, especialmente naranjas. Estas cooperativas, conscientes de la importancia de abordar el desperdicio y las pérdidas alimentarias, se han mostrado entusiastas en su participación y colaboración desde el principio.

Los datos y conocimientos obtenidos serán cruciales para el desarrollo de prácticas futuras destinadas a minimizar estas pérdidas. La viabilidad y sostenibilidad de estas prácticas serán evaluadas utilizando herramientas desarrolladas específicamente por el proyecto ToNoWaste.

Este estudio piloto no solo promete ofrecer soluciones prácticas para los retos actuales en el sector agrícola valenciano, sino que también servirá como modelo para otras regiones y cultivos. A continuación, se detallan las actividades y contribuciones específicas de las cooperativas mencionadas.

¿Qué opinan las cooperativas colaboradoras?

Hemos pedido a las cooperativas colaboradoras en este estudio piloto que nos expliquen su visión sobre el desperdicio alimentario en el ámbito de la producción y los esfuerzos que realizan para limitarlo.

Desde Copobla destacan que «el control del desperdicio alimentario es algo que está presente desde los inicios, puesto que para obtener una mayor rentabilidad hay que controlar el desperdicio». El gerente de la cooperativa, José Barres, incide en que «vamos impulsados por valores de solidaridad y colaboración, y como no, con la ayuda de la tecnología, siempre hemos implementado medidas innovadoras para controlar la producción y reducir el desperdicio de alimentos», ya que «la reducción del desperdicio alimentario en la Cooperativa Agrícola La Constancia, se traduce en un aumento de rentabilidad para el socio agricultor».

El control del ciclo integral de los cultivos como fórmula para limitar el desperdicio es clave, ya que existe una «alta presión de las cadenas de distribución por sobrevalorar el aspecto externo de frutas y hortalizas, y descartar defectos que no influyen en las cualidades organolépticas del producto, principalmente calibres pequeños, fruta con defectos estéticos, por rozaduras o ataques de plagas».

En el ámbito de la producción, la cooperativa está centrada en «no derrochar recursos naturales y la reducción de tratamientos y costes». En lo referente al calibre de la fruta, «básicamente son las condiciones ambientales las que determinan el calibre», aunque «por descontado la mano del agricultor también puede influir». Sobre los defectos estéticos, desde Copobla destacan que «las condiciones climáticas influyen en su aparición: granizo, exceso de viento…» así como los ataques de plaga, sobre los que «siempre hay un umbral de tratamiento a partir del cual proceder a su control, por lo que las plagas pueden generar fruta no comercial y consecuentemente, no se destina al consumo en fresco».

Sobre esta última cuestión, Barres destaca que «llevamos años utilizando enemigos naturales y feromonas para la lucha de plagas en el campo, con el fin de reducir los tratamientos», si bien existen «plagas introducidas recientemente que no cuentan actualmente con enemigos naturales, tienen un coste de cultivo más elevado en su control y los resultados no son los esperados», lo que «genera más producción no comercial».

Desde una visión puramente comercial, «toda aquella fruta que no alcance el valor comercial esperado, pasa a ser una ineficiencia o perdida para la rentabilidad del agricultor», si bien «la fruta no comercial puede ser desviada para la industria de zumo o productos elaborados, aunque suponga una pérdida de rentabilidad». Para evitar esto en la medida de lo posible, la Cooperativa Agrícola La Constancia está desempeñando un papel fundamental en la lucha contra el desperdicio alimentario al implementar estrategias innovadoras, reduciendo las pérdidas y promoviendo la sostenibilidad en la producción de alimentos, y siempre preservando la calidad de nuestros productos.

Desde COAGRI, por su parte, destacan que «en nuestro sector, la cantidad de pérdidas que ocurren desde el inicio del cultivo hasta que un kilo de fruta llega a la mesa del consumidor es muy elevada y hay muchos puntos donde pueden ocurrir».

Así, apuntan a que «estas pérdidas pueden darse durante el cultivo, en el que debido a plagas, enfermedades e inclemencias meteorológicas dejamos de recolectar muchos kilos de fruta, pero hay otro gran porcentaje que se genera dentro de las centrales donde se deshecha gran cantidad de producto, que puede tener una vida comercial correcta pero que debido a defectos meramente estéticos son rechazados por los supermercados que ni siquiera ofrecen al consumidor final la opción de conocer este producto».

Enrique González, presidente de la cooperativa, asegura que «en el caso concreto del caqui, la situación es mucho más sangrante pues tiene una piel muy delicada que se ve fácilmente afectada por todo tipo de acciones como el rameado, las manchas superficiales por presión al recolectar o el marcado de la piel cuando tienen un exceso de sol».

En su opinión, «este tipo de defectos estéticos podrían perfectamente venderse como fruta de primera categoría si tanto el intermediario como el consumidor final conocieran el producto y supiesen que no tiene ningún efecto en la calidad organoléptica del mismo y que es totalmente seguro su consumo».

Desde COAGRI apuntan que «si queremos disminuir el desperdicio alimentario en un futuro, en el que el mundo va a tener una creciente necesidad de alimentos por el aumento de la población mundial y por el descenso de la producción agrícola debido al cambio climático, tendríamos que sentarnos con los distribuidores y generar una corriente de formación al consumidor, de manera que todos seamos conscientes de que hay gran cantidad de frutos que se podrían aprovechar y los estamos tirando a la basura, generando aún más perdidas en un sector duramente afectado a nivel económico».

Funded by the European Union under contract 101059849. Views and opinions expressed are however those of the author(s) only and do not necessarily reflect those of the European Union or European Research Executive Agency (REA). Neither the European Union nor REA can be held responsible for them.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *